al vaso de agua
no a
la plenitud de las cascadas
o a
la fuerza arrolladora de los ríos
ni
loas al oleaje de los mares
interminable
náufrago sobre la arena
tampoco
son elogios a la lluvia mansa
que
rescata las siembras
del
imperturbable castigo
que
imponen las sequías
aquí
rememoro
ese
simple vaso de agua
el
que llevamos a los labios
esperando
confiados
su
frescura mínima
aquella
que sosiega la sed
sin
grandes gestos
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