a
la montaña
ansiosa se eleva hasta la cumbre
como si buscara una bocanada de aire
allá
en su límite supremo
la montaña
se acerca firme a esas estrellas
que alguna vez
pudieron ser sus hermanas
siente el caminante
sagrada fatiga
al llegar
y refrena el corazón agitado
porque el premio
en la altura
es esa amplitud de perspectiva
(perdida en azulosa circunferencia)
que su mirada de viajero
no llega a consumir
no llega a consumir
el caminante recoge memorables instantes
en cada punto del ascenso
anhela esa libertad final
pero siente también el espanto del exceso
que aguarda allí
donde la cumbre
se opone al valle
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