a la casualidad
cuando
todas las cadenas
anudan
infalibles eslabones
y
nombran
apenas degustado
el
sabor de lo seguro
la
casualidad llega
como
viento de tormenta
a
borronear lo escrito
a
desclavar lo clavado
y
sacudir la siesta de la calma
qué
jugosa libertad
y
sorprendente horizonte
lo
fortuito se cuela
por
la ventana entreabierta
para
hacernos sentir niños
otra vez
no
pasivas criaturas
integradas
con el mundo
sino
hermanos del milagro
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