a la almohada
no hay compañera
más leal
que esa mullida forma
que adopta la forma
de nuestra cabeza
conoce las oquedades
donde se acurruca el pensar
respalda nuestras dudas
aunque no desate los nudos
acuna las angustias
aun sin dar consuelo
y al final del día…
lo que fue y no fue
lo que pudimos ganar
y llegamos a perder
acerca de eso
cuando apoyamos
la cabeza en la almohada
nuestros actos
se definen sin piedad
no hay ruta de escape
ni dulce momento de olvido
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